Un diálogo entre Noemí y Rut abre el tercer capítulo del libro. La conversación trata sobre Booz y su relación con la familia de Elimelec. Es en este punto del relato que el autor marca un punto de inflexión; se enciende una luz de esperanza en medio de la oscura incertidumbre. La intriga del libro, tan magistralmente elaborada, va in crescendo a medida que el plan de Noemí se describe y desarrolla. El lector puede experimentar aquí el arte de la insinuación mejor que en cualquier otro libro de la Biblia; la única manera de «completar» la historia es involucrándose intelectual y emocionalmente en lo que le sucede a los personajes1Hvalvik, R. & Stordalen T. 1999. Den store fortellingen – Om Bibelens tilblivelse, innhold, bruk og betydning. Oslo: Det Norske Bibelselskap. p.100.
La circunstancias que rodean el segundo encuentro entre Rut y Booz son completamente opuestas a la primera (Rut 2:3-16). Esta vez no se trata de ninguna casualidad2el «y dio la casualidad…» (Rut 2:3), puede interpretarse como una figura literaria que denota totalmente lo opuesto, como cuando usamos comillas. La idea es que el hecho de que Rut haya ido justamente a trabajar al campo de Booz, es algo que ninguna persona habría podido planear y se debe, en primera instancia a la providencia de Dios., sino de algo meticulosamente planeado; no sucede a plena luz del día, sino en la profunda penumbra de la medianoche; lo privado reemplaza a lo púbico y un carácter místico envuelve la arriesgada misión de Rut3Rut 3:14 da a entender que la situación podía malinterpretarse y que, por lo tanto, debía mantenerse en secreto por el bien de los dos. De darse el caso, hubiese sido Rut la más perjudicada, por ser mujer y moabita (Eskenazi, T.C. & Frymer-Kensky, T. 2011. The JPS Bible Commentary: Ruth First edition. Philadelphia: Jewish Publication Society. p.54)..
El fantástico desenlace de la historia da testimonio de que el final feliz no se debe solamente a un plan bien pensado, sino a una respuesta natural y amorosa que es consecuencia del hesed sobrenatural de Rut por su suegra. Es el hesed de Rut el que pone en marcha al hesed de Booz. Y es el hesed de Dios el que, sutilmente, se percibe en retrospectiva como el hilo conductor que une a todos los acontecimientos y personajes del universo literario del libro4Los elementos simbólicos del libro apelan a la idea de que existe un poder divino, que conduce la historia hacia una dirección determinada bajo la temática «redención»; las cosas tienen que encontrar su equilibrio original: por ejemplo, Belén que significa «casa de pan» es el lugar que sufre de hambruna; Booz espera que Rut encuentre refugio bajo «las alas del Señor» (Rut 2:12), pero Rut le pide a él que extienda «sus alas» sobre ella (Rut 3:9) [la misma palabra que se traduce como «capa»] (ambas palabras se usan como metáfora de protección); la amargura de Noemí (Rut 1:30) se convierte en gozo (Rut 4:14-15). Las historias de Raquel y Lea, Abraham y Lot, Tamar y Judá encuentran su redención en el libro de Rut (Fisch, Harold. “Ruth and the Structure of Covenant History.” I: Vetus Testamentum, vol. 32, no. 4, 1982, pp. 435-436)..